3. Sobre la adolescencia

3.Sobre la adolescencia…

En mi trabajo es muy habitual que me encuentre con población adolescente y me gustaría poder compartir algunas de las impresiones que me han ido surgiendo al respecto.

Lo primero que me surge es constatar que, hoy día, el término adolescente se ha convertido en un insulto, con un componente crítico y despectivo. Es muy habitual escuchar frases del tipo: “estás adolescente” o “pareces un adolescente”. Reflexionando sobre el porqué de este fenómeno he llegado a la conclusión de que asociamos la adolescencia con un tipo de comportamiento desafiante, alocado, inestable, impulsivo y sobre todo incomprensible, es decir, con un comportamiento con el que nos cuesta empatizar y que por lo tanto nos causa rechazo.

Es cierto, que este tipo de comportamiento se produce de forma habitual en la adolescencia, pero es conveniente recordar que no necesariamente en todas las personas y que, tampoco, este comportamiento es exclusivo de la adolescencia ya que es reproducido puntal o permanentemente por personas de todos los grupos de edad.

Una vez dicho esto, me gustaría señalar que la adolescencia representa un proceso y un periodo de vital importancia para la formación de la personalidad de cualquier ser humano. Este proceso puede variar mucho de unas personas a otras, pero en líneas generales, conlleva una gran complejidad. En mi experiencia lo que más me ha llamado la atención en el trabajo con personas de este grupo de edad, es un componente que en mayor o menor medida este siempre presente: el aislamiento, la soledad y la ausencia de referentes claros.

En este periodo la persona tiene que decidir que hace con todo lo que le han enseñado hasta ese momento, ya sean padres, familiares, escuelas, etc. Que ha tenido que asumir en mayor o menor medida y que ahora tendrá que cuestionarse para poder existir y emerger como una persona autónoma (no dependiente), orientada y suficientemente libre. Esto es lo que podríamos denominar una personalidad madura, que no adulta, y, en definitiva, una personalidad con criterio más o menos propio.

En este proceso de creación de una personalidad autónoma es muy habitual que surjan dificultades y obstáculos. Uno muy habitual y del que somos responsables toda la sociedad, es el siguiente: se les educa para que sean obedientes y un día sin previo aviso se les exige ser autónomos o, en una versión más retorcida, “tienes que decidir por ti mismo lo que yo quiero que hagas” El resultado, un gran desconcierto y confusión, sin herramientas para enfrentarse a lo que tienen delante. Esta experiencia, la de sentirnos indefensos, puede derivar en muy diversos síntomas como ansiedad, pánico, síntomas depresivos o, incluso, conductas adictivas.

¿Qué podemos hacer al respecto? bueno, es complejo, pero simplificando un poco, supongo que estaría bien que lo que enseñamos y promocionamos esté relacionado con lo que van a necesitar desarrollar en su vida y, poco a poco, dar un espacio a esa autonomía. Es decir, dejémosles que se distancien y se opongan a nosotros… y enseñémosles a que lo hagan de una forma sana y ajustada…

Difícil, ¿verdad?…las cosas importantes lo suelen ser. Suerte.

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